CAJA DE LUZ CRONO (195 x 625 cm)
Una ciudad llamada HIBERA
Hibera sería un oppidum, un establecimiento humano fortificado y situado en altura, en este caso en la colina de la Suda. Las autoridades romanas convirtieron este núcleo indígena en centro rector y en su único interlocutor válido para buena parte de la Ilercavonia, haciendo que la ciudad reforzara su posición, mientras que la mayoría de los antiguos poblados ibéricos de la región eran abandonados.
A partir de ese núcleo indígena se originó la Dertosa de la época romana. Gracias a la existencia de una ceca en la ciudad, que acuñó moneda en dos emisiones sucesivas, se conoce la coexistencia de los dos nombres, Hibera y Dertosa, al menos hasta la primera mitad del siglo I d. n. e., en tiempos del emperador Tiberio.
La existencia de más de un nombre para nombrar a una única ciudad no era una práctica frecuente en la Hispania romana, pero se conocen otros ejemplos de ello.
DERTOSA, la ciudad de los navegantes
Dertosa nace como un enclave privilegiado, ya que se encuentra en la intersección entre la Vía Augusta y el río Ebro, que en época romana era navegable hasta Vareia (actual Logroño), según nos explica Plinio el Viejo (siglo I d. n. e.). Este hecho convertía al Ebro y a Dertosa en piezas clave en las comunicaciones y relaciones comerciales entre el interior peninsular y el Mediterráneo.
Dertosa era una ciudad de estatuto jurídico privilegiado, municipium de derecho romano posiblemente ya en tiempos de Julio César, y la más importante de la región que se extendía entre Tarraco y Saguntum. Su destacada condición exigía la existencia y la convivencia de importantes espacios públicos (un foro monumental, con templos y edificios administrativos), con instalaciones portuarias y de almacenamiento, pero también con espacios destinados al ocio (términos, espectáculos…), y al comercio y venta de productos, además de las viviendas.
Dertosa habría dispuesto de un territorio extenso, que habría incluido buena parte del curso inferior del río Ebro. Se cree que por el norte habría llegado hasta un punto cercano al Coll de Balaguer, más allá del cual se extendía el territorio de Tarraco, y por el sur habría llegado no muy lejos de Saguntum.
TURTUSHA, en los confines de al-Andalus
La descripción que hace el geógrafo magrebí al-Himyari de la ciudad de Tortosa es la más completa y rica de las que poseemos. Destacamos el siguiente fragmento: “La ciudad propiamente dicha se extiende hacia el oeste y el norte de la alcazaba y está rodeada por un muro de piedra, que fue construido por los omeyas sobre el trazado de una muralla antigua. Este muro está atravesado por cuatro puertas, todas ellas recubiertas de hierro.” Los estudios arqueológicos han corroborado que la antigua muralla tardoantigua contó, efectivamente, con rehechos y reformas en época andalusí. Las murallas heredadas de la ciudad romana cumplieron su función con creces al detener los ataques imperiales carolingios sufridos entre 804 y 811, como lo atestigua la Vita Ludovici Pii cuando narra el asedio al que se veía sometida la ciudad en el año 808. En aquella ocasión, las huestes francas la atacaron infructuosamente con maquinaria de asedio durante cuarenta días.
La alcazaba, que corresponde al actual castillo de la Suda, era una fortaleza de carácter urbano cuya función era servir de residencia a un gobernador militar al cargo de una guarnición.
A partir del siglo x y en adelante, Turtusha vivió un momento de esplendor gracias al patrocinio de la corte califal. Muestras de este patrocinio fueron las mejoras en las fortificaciones, la construcción de unos astilleros y de una gran mezquita de cinco naves, seguramente la más importante de Cataluña durante la Edad Media. Asimismo, hubo importantes reformas urbanísticas, con la construcción de barrios con grandes casas de patio central y una elaborada sofisticación técnica, pero también de extensos arrabales cuidadosamente planificados, con viviendas humildes que convivían con pequeños talleres, establecimientos comerciales y almacenes en calles de trazado regular. El sistema de alcantarillado alcanzó en estos momentos un grado de complejidad que no se recuperó hasta ya el siglo xx. Este auge urbanístico fue acompañado por un notable florecimiento intelectual, y Turtusha fue la cuna de numerosos sabios y maestros que viajaban por todo el mundo islámico para adquirir y compartir conocimientos. Posteriormente, con la caída del Califato, Turtusha se convirtió en un pequeño reino taifa, una ciudad-estado muy a menudo en la órbita del poderoso reino islámico de Zaragoza.
TORTOSA, la ciudad de los mercaderes
Tomada la ciudad, el conde reorganizó el poblamiento y reparto de propiedades de los territorios conquistados en beneficio de los vencedores. Aunque en un principio el conde preservó las propiedades de los tortosinos musulmanes y su libertad de culto, la documentación muestra que pronto la mayor parte de la ciudad ya estaba en manos de señorías y propietarios cristianos, entre los que destacaban el obispado recientemente restaurado, la orden del Temple, o la estirpe de los Montcada, entre otros. Un año más tarde, el conde cedió a los judíos los antiguos astilleros de época islámica, situados en el extremo noroccidental de la ciudad, para construir la judería originaria. El crecimiento de esta judería comportó su ampliación, con la construcción del barrio judío nuevo, ya en el siglo xiii.
Durante la Baja Edad Media, Tortosa continuó siendo una importante plaza comercial, y los mercaderes tortosinos comerciaron con gran productividad con las ciudades más activas del Mediterráneo. El Ebro permitía, entre otras cosas, la importante salida de excedentes de cereal y lana de Castilla y Aragón, que se distribuía hacia Barcelona, Valencia, Francia e Italia. En estos momentos, el término general de Tortosa era muy extenso, y comprendía casi la totalidad de las actuales comarcas del Baix Ebre y Montsià.
El impulso comercial, el aumento demográfico, la construcción de grandes equipamientos por parte del gobierno municipal y el obispado hicieron de Tortosa uno de los principales centros urbanos de la Cataluña medieval.
Después de las pestes, guerras y calamidades sufridas entre los siglos xiv y xv, a partir de la segunda mitad del siglo xvi la población de la ciudad se recuperó, y Tortosa se convirtió en la quinta ciudad más poblada del Principado. Aunque el enderezamiento económico y demográfico fue en general limitado, y las condiciones de vida de la mayor parte de la población no mejoraron, en Tortosa la recuperación fue acompañada de la reanudación de grandes obras de prestigio, como la construcción y reforma de muchos palacios de la oligarquía local, pero también de grandes proyectos, como los Reales Colegios, una de las muestras más destacables de la arquitectura del Renacimiento en Cataluña.
FOTO 1.
Pesos de telar y fusayolas
Arcilla cocida
Les Planetes, Tortosa
Siglo iv a. n. e. a siglo v a. n. e.
Expuestos: Museo de Tortosa
FOTO 2.
Pebetero
Terracota hecha con molde
El Bordisa, Camarles
Siglo iv a. n. e. – siglo iii a. n. e.
Expuesto: Museo de Tortosa
FOTO 3.
As de Ilercavonia-Dertosa
Bronce
Planes de Morá, Garcia
Siglo i a. n. e. – siglo i a. n. e.
Expuesto: Museo de Tortosa
FOTO 4.
Inscripción con referencia a la flota de Rávena
Mármol
Localizada en Casa del Canonge Navàs, Tortosa
Siglos ii-iii d. n. e.
Expuesto: Museo de Tortosa
FOTO 5.
Cepo de ancla
Plomo
L’Ampolla
Época romana
Expuesto: Museo de Tortosa
FOTO 6.
Estela de Aulus Caecilius
Piedra arenosa
Castillo de la Suda, Tortosa
Siglo ii d. n. e.
Expuesto: Museo de Tortosa
FOTO 7.
Broches
Bronce
Calle Croera de Tortosa
Siglos vi-vii II d. n. e.
FOTO 8.
Pilastras y columna
Mármol
Catedral de Tortosa
Siglos VI-VII II d. n. e.
Expuestas: Museo de Tortosa
FOTO 9.
Lápida conmemorativa de los astilleros
Piedra
Catedral de Tortosa
Siglo x
Expuesta: exposición permanente de la Catedral de Tortosa
FOTO 10.
Jarras con asas con apéndice de botón
Cerámica
Yacimiento: Plaza Sant Jaume
Siglo xi
Expuestas: Museo de Tortosa
FOTO 11.
Jarra con filtro
Cerámica
Castillo de la Suda
Siglo xi
Expuesta: Museo de Tortosa
FOTO 12.
Dirham de la ceca de Turtusha
Plata
Siglo xi
Expuesta: Museo de Tortosa
FOTO 13.
Carta de poblamiento
Papel
1149
Arxiu Comarcal del Baix Ebre, Tortosa
FOTO 14.
Lápida conmemorativa de la consagración de la catedral románica
Piedra
Catedral de Santa María de Tortosa
1178
Expuesta: Catedral de Tortosa
FOTO 15.
Sello del veguer
Cera blanca
Siglo xiv
Expuesto: Museo de Tortosa
FOTO 16.
Cuaderno con dibujo de portaestandarte de la Veguería
Papel
1431
Expuesto: Museo de Tortosa