Descripción
El carácter estratégico de la cuidad de Tortosa a lo largo de su milenaria existencia se puede reconocer echando una ojeada a los planos, maquetas y estudios realizados o haciendo también un recorrido quilométrico por sus murallas, torres, fortines, avanzadas y portales. Aún así, hay una forma menos estandarizada para conocer las adaptaciones defensivas pasivas a las circunstancias bélicas que tantas veces ha sufrido la ciudad. Incluso hay una forma de experimentar las sensaciones y vivencias de la gente que vivió la Guerra Civil Española.
Tortosa, como en otras tantas ocasiones, fue lugar codiciado y frente de guerra durante el último conflicto bélico. La ciudad fue sistemáticamente bombardeada.
Entre otras medidas, para protegerse de los ataques aéreos, se construyeron numerosos refugios que cubrían todos los barrios del casco histórico, muchos de ellos aprovechando la orografía de la ciudad.
Entre otras medidas, para protegerse de los ataques aéreos, construyeron numerosos refugios que cubrían todos los barrios del casco histórico, muchos aprovechando la orografía de la ciudad.
Entre estos figura el Refugio Antiaéreo Número 4, ubicado en la calle Ernest Hemingway, bajo el talud del barrio del Garrofer, en el límite sur de la ciudad medieval.
Con capacidad para cuatrocientas personas, el refugio Número 4 era el más grande de Tortosa. Se trata de un sistema de galerías excavadas con pavimento de tierra y revestidas de ladrillos y hormigón, ventiladas y con una modesta instalación eléctrica. Actualmente, en su interior y gracias a una magnífica sonorización, se recrea la atmósfera de aquellos meses entre 1937 y 1938. Se ofrecen frecuentes visitas documentadas con guías.